SUPERACIÓN PERSONAL

 Ya sé que muchas veces si no eres una persona discreta, a la gente le caes mal.

Infinidad de veces he escuchado entre conocidas, y no conocidas, lo mal que lo han pasado, por un bache anímico personal.

Es cuando me pregunto si soy un bicho raro. Hace muchísimo tiempo aprendí que los avatares que la vida nos pone en el camino son lecciones.

Lo que fastidia, es que siempre el destino o el Universo nos pone a prueba y nunca recibimos compensación por superarlas. 

Vivimos en una rueda constante de volver a empezar siempre con problemas dolorosos o molestos.

La mayoría de las personas no saben cómo encajar las derrotas, y es porque no nos preparan desde pequeños para ellas.

Por eso soy partidaria, que, a los niños desde bien temprana edad, hay que explicarle las cosas tal y como son, no engañarles con promesas que no se van a cumplir, ni distorsionarles las respuestas a sus preguntas.

En mi caso, y seguro que en de miles de seres humanos, vivimos derrotas muy duras que no se sabe cómo encajarlas, son momentos muy exigentes y difíciles, que, si no sabes como superarlos, nunca podrás ser feliz.

Yo he pasado por situaciones tan extremas, que cualquier otra persona ya se hubiera quitado la vida, son situaciones que hacen que vivas momentos de enajenación y destrucción.

Pero lo he superado casi al instante. Mis avatares comenzaron cuando solo tenía 8 años, me desperté y me vi sola en una casa sin mi madre y una nota que decía; TE QUEDAS SOLA Y QUE OTRO TE CRÍE.

Salí al patio, vi a abuela Margarita, y solo me preocupé por quién me prepararía la leche por las mañanas.  Contestó, que ella.

Ya no me preocupé más.

A raíz de ahí, aprendí que la vida es un sube y baja y que no tenía que llorar por nada. Desde entonces no he llorado por nada, de lo que me ha pasado en esta vida.

Cuando te venga el pinchazo en la boca del estómago y te entre la ansiedad de no vivir, y las lágrimas se acumulen en tus ojos, piensa siempre... soy fuerte y nadie puede más que yo, cierra la mano y deja que las uñas te hagan daño. Pero repítelo hasta la saciedad. Si lloras, hazlo, mete puñetazos, y sigue repitiéndote... nadie puede más que yo.

Cuando la ansiedad y el dolor se hayan ido de dentro, sal a caminar, vete a un cine, ponte una peli, o visita a tú amiga de siempre. No le cuentes lo que sientes, porque estarás regodeándote en tú dolor.

Ese dolor cuéntalo cuando ya no duela, y cuéntalo hasta aburrirte a todos, porque es la única forma de que salga de dentro de ti.

Tenemos que aprender a superar los momentos malos, porque no podrás elegir lo que te va a suceder en la vida. Por eso, hay que ser fuerte y saber la actitud que tomas para afrontar esos 

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